Lo malo de ser de Bilbao es que algunas veces no sabes si
vas a setas o vas a rolex y claro, a la mínima te lías y te lías y alguien te
propone hacer una locura y dices, “no hay cojones”, y te apuntas.
Eso es básicamente lo que nos ha pasado hoy. Estos días le había
dicho a Sergio en plan comentario sin malicia, que me apenaba que ahora que va
como un tiro con la Epic, no hubiéramos podido hacer el rutón verbenero.
Para los que no sepáis que es el rutón verbenero, es la definición
que le he dado a una ruta de unos ciento diecisiete kilómetros con dos mil
ochocientos metros de acumulado positivo y que enlaza un par de rutas cañeras
desde Basauri hasta Murgia, en Araba. Vamos, una locura.
Para la ocasión creí poder contar con más voluntarios pero
me han demostrado ser de las afueras de Bilbao y ser mucho más prudentes que
nosotros. Hoy me he acordado un montón de los que no habéis ido, sobre todo al
final cuando estaba descojonado. Bueno, os cuento un poco como ha sido el día.
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